Estimados cofrades:

Muy diversas las opiniones sobre este tema, y cada una de ellas con argumentos atendibles.

Yo veo este tema como una relación del tipo "gana-gana" en que ambos participantes salen favorecidos con el "intercambio".

Creo que en los tiempos modernos los servicios sexuales ya no tienen el dramatismo de antaño, asociado a mujeres desgreñadas, mal vestidas, explotadas y obligadas bajo amenaza a "venderse" para llevarle el dinero a su proxeneta.

Tal vez esta realidad aún persista conceptualmente, sin embargo, no la veo en esas jovencitas que han descubierto una fuente de ingreso temporal para financiar alguna necesidad (no necesariamente la sobrevivencia) o capricho y se dedican por un tiempo a incursionar en el rubro.

En mi camino recorrido, la mayoría de las muchachas con que he compartido, han sido muy llanas y desprejuiciadas, considerando su actividad con mucha naturalidad.

Me tocó conocer a una niña de recién cumplidos 18 añitos que se inició en el tema de masajes, atraída por un aviso del diario, encontrando una fácil forma de financiar unas compras que sus padres no querían ayudarle. Estuvo allí un tiempo y luego fue atraída por relax.cl en donde siguió avanzando en acumular fondos, manteniéndose algunos meses en dicho lugar, hasta que decidió salirse del negocio para volver a completar sus estudios, volviendo a ser la niña de familia que había sido.

¿Dónde está el crimen en este caso?