No sé si se entenderá que diantres quiero decir, pero ahí le voy:

Yo creo que no importa cuántos apodos o adjetivos te pongan en la vida; lo que importa es lo que uno es capaz de hacer. Me explico... Cuándo yo era niño, me decían toro-toro, por camorrero. Luego me decían garganta de lata, por emborracharme... y así...

Pero un puñado de personas que si veían algo bueno en mí, me apoyaron y sacaron lo mejor de mí.

Es decir, todos somos diamantes en bruto, y cuándo alguien te descubre, te hace cambiar.

Podemos ser maracos en un momento, pero no para siempre.