En las discusiones valóricas todo depende arriba de que montón de creencias estés parado, es decir todo depende del color del cristal con que se mire, por ejemplo en un medio católico encontré la siguiente crítica a la “corrupta legislación española”: "Nuestro Código -escribió Jiménez Asenjo, especialista en la materia- no aborda el problema de la prostitución como delito propio. Se limita a -castigar la explotación de la mujer en la forma que se ha determinado en los congresos internacionales, o sea, de libertad sexual". De este gravísimo error, que implica una contradicción interna entre la intencionalidad del Código y del decretoley, se llega a la triste realidad de que todas las medidas legales quedan reducidas en la práctica a una nueva forma de reglamentación, o sea de institucionalización legal, o, lo que es igual, de protección de la prostitución. Los ejecutivos de la ley se ven, por lo mismo, obligados a abordar la prostitución buscando motivos sucedáneos, como el escándalo público y otros por el estilo, pero no la prostitución en sí misma, ante la cual el juez se encuentra desarmado por la propia ley.” Es decir y por lo que pude comprender, para estos paladines de la justicia y la moral española, así como probablemente para muchos “chilenos de buena familia”, muchos de los integrantes de este Foro no seriamos más que participantes de un delito y por lo tanto bien debiéramos compartir penas aflictivas con otros delincuentes igualmente abominables, de esos que desde aquí se abominan.





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