Estimados cofrades:

Les confidencio que no pierdo oportunidad de andar desnudo cuando las condiciones así lo permiten. Me siento libre y muy vital percibiendo cómo el aire o el agua acaricia mis intimidades.

Nada mejor que bañarse en el mar o en un lago completamente desnudo. O cuando quedo solo en casa también prefiero andar "a nalgas descubiertas".

Además, soy un fanático de los grandes ventanales con vista al mar en que la luz del sol ilumina el lecho, transformándolo en una ideal "escena del crimen" con una preciosa compañía.

Pero sinceramente, en cualquiera e los casos, si hay una señorita mirando a hurtadillas ... me produce una sensación muy intensa y adrenalínica. Como cuando esa lolita de la casa de atrás dejaba de lado sus libros para curiosear escondida tras el visillo de su ventana las maldades que hacíamos sus vecinos ....

Pensándolo bien, debo tener algún grado de exhibicionismo.