Hace muchísimo tiempo que no me emocionaba como ayer, muchos que no saben como se trabaja en la minería, ni menos en la pequeña minería (no piquineros, ellos no son pirquineros..¡¡), tenían esperanzas, así también las familias.. todos ellos entendibles; no se teme a lo que no se conoce.
Pero para todos quienes conocemos los peligros inherentes de la minería subterránea, las irresponsabilidades de los empresarios y las negligencias de los fiscalizadores, era una posibilidad remota y lejana, muy remota y extremadamente lejana: el poder encontrarlos vivos (y solo a algunos).
Ayer luego de mucho tiempo, sin drogas, ni alcohol, ni despechos amorosos... una lágrima, casi vergonzosa, rodó por mi mejilla apretando fuerte mi corazón.
La alegría de equivocarse, la belleza de ver al pesimismo (realismo) enterrado mucho más profundo que los titanes que hoy siguen luchando desde el averno; asoman para iluminar y encandilar, esta mina nortina.
Sacarlos no será fácil, pero si los encontraron, y están vivos ... todo aún es más posible.
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