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Vista híbrida

  1. #1
    Dingo2011
    Guest

    Predeterminado

    A pedido del público, ta ta ta taaan:

    Lluvia…Tus manos frías como la lluvia…

    01:35 am.
    Los domingos tirando pa lunes son refomes. Como al otro día hay que trabajar o estudiar, había pocos clientes en el “Angeles”, repartidos entre las chicas favoritas del Nihgt, la Rusa y la Kiara. Yo estaba conversando con el Willy y la Negra en la barra, discutiendo mejor dicho. La Negra decía que había visto al futbolista de la selección chilena, un tal Medel o “el doberman”, creo (soy mala para recordar nombres, aparte de no estar ni ahí con el fútbol), tasando desde la puerta hacia el local. “Tay loca, Negra”, le decía el Willy. “Esos weones de plata van a discotecas a webear, para levantarse las modelos, o a locales como el Passapoga, weas caras”. Pero la Negra, porfiada hasta la médula y super desaforada para discutir, decía que “Por eso mismo, papi, esos tipos son tan famosos y conocidos que van a lugares piolitas, con poca gente para pasarla bien”. Yo metía mi cuchara, diciendo que “esos señores como iban a salir de noche, si son deportistas ¿o no?”.

    En eso llega un cliente nuevo, como que pensándolo harto si entrar o no. Le gano el cachipún a la Negra así que parto yo a atenderlo, mientras mi amiga se queda con el Willy, obligando al barman a escuchar su media hora de puteadas colombianas dedicadas a su “mala suerte”.

    Era un cabro nomás, casi de mi edad, con una cara de universitario pajero que te la encargo. Medio rubiecito y flaco, pero muy alto. Besito cuneteado y le pregunto si quiere compañía. Me dice que sí, invitándome una cerveza. Igual tenía pinta como de Vodka o Whisky, pero bueno, la noche no estaba para regodearse. Le pregunto el nombre y me responde que Juan Ignacio. Jajajaja primera vez que atiendo a un Juan Ignacio, que nombre más cuico. Igual valoré su sinceridad. Muchos acá ocultaban su nombre real, como si una fuera a acusarlos con sus señoras, weones perseguidos. Como decía la Colorina, “el que anda con la maldad siempre se esconde” y pucha que era cierto. Más de alguna vez terminé en un motel con algún “Negro”, “Pepe” o esos del tipo “Solo dime Master”.

    Me preguntó si venía mucha gente, que quienes venían, etc, como queriendo asegurarse de no encontrarse con conocidos. Igual raro. Después me invitó dos cervezas más, mientras él aún no se terminaba la suya. Me costó sacarle palabras, pero igual me contó que estudiaba derecho en la Católica (y yo que pensaba que la UC solo era un equipo de fúbol, mira tú), era soltero y sin polola. No hablaba, pero pucha que me miraba entera, con cara de loco. Yo pensé que como iba a tener polola, tan serio y de pocas palabras, a las mujeres nos gustan los tipos entradores, que te saquen sonrisas y disimulados para mirarla a una. Luego le empiezo a coquetear para ver si quería un privado. Total, un cliente es un cliente y tenía varias cuentas acumuladas, incluyendo un par de líneas de la “Blanca María” que le debía a la Rusa. Le toco sus manos, delicadas, blancas, mejor cuidadas que las mías incluso. Estaba frío, así que le pongo sus manos en mis piernas, pero él nada de agarrar ni nada, solo las dejá posadas ahí. Igual caballero el cauro, como con clase. Pide su segunda chela, mientras yo llevaba como 5 ya.

    03: 10 am.
    De a poco vamos entrando en calor, funciona la táctica de ponerle mis tetas en bandeja y Juan Ignacio por fín me acaricia, aunque casi rozándome solamente. Parecía que el tipo se estaba entusiasmando. Si igual tengo mis encantos pué jejejeje. Le digo el valor del privado, pero Juan Ignacio dice que quiere llevarme a su casa, ya. Le digo que más le convenía esperarme afuera hasta las 03:30, hora de cierre del local, pero insiste en pagar lo que sea por que nos fuéramos altiro. Ese “lo que sea” me gusta, así que Juan Ignacio cancela las 50 lucas a mi jefe por sacar a la chica del local y me paga a mi las 80 lucas que se me ocurrío cobrarle por mis servicios mas “personalizados”. Si, igual se que me aproveché del cauro, pero a cambio tenía pensado aplicarle su tonta americana y según como fuera la cosa, regalarle un anal.

    03: 55
    Bien lejos quedaba la casa de Juan Ignacio. Estábamos en Las Condes. Mi amigo taxista, Don Miguel, le había pegado otro palito al universitario, dándose varias vueltas de más para encontrar la botillería donde el cauro compró más cervezas. Esto es Chile, que le vamos a hacer. Alcanzamos a tomarnos una antes de llegar. La casa parecía hotel cinco estrellas. Era de dos pisos, son piscina y como mil habitaciones. Juan Ignacio me dijo que entráramos calladitos para no despertar a sus papas ni la nana. Chuuu dije yo, en que forro me estaré metiendo.

    Apenas pasamos a su pieza a Juan Ignacio se le quitó toda la timidez, sacándose toda la ropa de una y empelotándome rapidito a mí. Luego me empezó a besar por el cuello, las tetas y el culo, medio brusco el loco. La caballerosidad se le había quedado en el taxi parece. Me agarraba por todos lados y fuerte, le digo que se calmara un poco y que se recueste en la cama. Cuando a una la tratan así, con poco cariño y medio apurado, se le quitan las ganas. Así que aplico condón y vamos haciéndole una conferencia al tipo para que termine rápido. El universitario parece disfrutarlo, pero se le pasa la mano cuando empieza a decirme: “eso puta, dale”, huí que lo chupay rico, maraca”… matapasiones total. Me saco su verga a medio erectar de la boca y le digo que quiero ir al baño. Ahí queda la cagá. Resulta que a Juan Ignacio se le había ocurrido que yo lo orinara en la cama, no importa que la cama se mojara, el quería recibir mi pis en su cuerpo, sobretodo en la cara. Que chucha me dije, primera vez que me pedían algo así. Algo había escuchado en el Night cuando estaba la Jade, sobre un cliente que le solicitaba bien seguido la “lluvia dorada”. Que tanto, el tipo ya me había pagado, así que ahí estaba la Francesca Soto, parada en la cama dos plazas box spring y meándose al cuiquito universitario de Las Condes. Ahí caché el porqué de tanta cerveza. Estuve un buen rato dejando caer mi pichí calientito sobre la cara extasiada de Juan Ignacio, mientras se corría la paja a full, gritando frases como “uuu yeahhh bitch”, “your pussy is cool” y otras webadas en ingles que no entendí. Weón loco.

    04:30
    Apenas me vestí salgo rapidito de la casa del cuico. Don Miguel acude raudo a buscarme y dirigirnos a mi casa. Por unos minutos me quedo dormida. Al despertar ya estaba afuera de mi hogar, con los ojos de Don Miguel fijos en mi escote mal abrochado. Desvía rápido la mirada cuando se da cuenta que lo pillo. Le cancelo y se despide con un “Cuídese, mijita”. No se porqué, pero esa noche soñe tirando con Don Juan, con el hombre encima mío y yo de piernas abiertas, gozando como loca, a la antigua…

  2. #2
    Maestro
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    Dec 2010
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    Predeterminado

    que buena historia don Dingo


    clap,clap,clap (aplausos)
    Última edición por solitario; 06-13-13 a las 15:45 Razón: error de ortografía

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