SEGUNDA PARTE Y FINAL

Han pasado ya mil noches para María y ahora esta damisela tiene la experiencia que le han dado sus pocos, pero ajetreados años en el oficio…tiene clientes permanentes…a quienes adula diciéndoles melosas y convincentes afirmaciones, tales como:
Me gusta estar contigo.
Te echaba de menos.
Me trajiste un regalito.
Tú eres el hombre que necesito y que me hace falta.
Tu compañía me hace feliz.
Contigo me siento una verdadera mujer.
Tú si sabes hacer el amor.
Me fascina como te mueves.
Estuve pensando en ti.
¡La tienes grande!…

Ha pasado el tiempo, y ahora…la dama de la noche, vive sola con su hijo, con todas las comodidades que le ha traído el dinero ganado en su ocupación…arrienda una buena casa ubicada en un barrio…digamos tranquilo…todavía no cumple su sueño de tener una propia, pero tiene una cuenta de ahorro para ese propósito...siguiendo los consejos de su amiga…su cara juvenil ya muestra algunas huellas de las infinitas noches sin dormir…insinuando unas leves ojeras…disimuladas con maquillaje.

Era una de tantas tardes, ella junto a otras 3 damas…esperando en aquella salita de los sillones granate… era una noche de viernes en verano…Vanesa, una de sus compañeras de oficio, trataba de encender un ventilador de pedestal…y digo trataba, porque tenía el botón de encendido malo, y tras varios intentos, por fin pudo hacerlo funcionar…haciendo menos sofocante el ambiente de humo de cigarrillos y calor del cuartucho…
Para pasar el tiempo las damiselas platicaban entre ellas sobre sus quehaceres diarios y generalmente de sus hijos; y pareciera una coincidencia tácita, porque todas las damas eran Madres solteras…y orgullosamente contaban las últimas travesuras de sus retoños…
Casi media noche y suena el timbre, minutos después la Señora encargada hace pasar a la salita a un tipo moreno, no mal vestido, de mediana estatura; quién tras una leve ojeada a las mujeres de la sala, apunta a María y le dice: “Tú, ven conmigo”…
Durante el breve trayecto, no hablan…ya dentro de la habitación, él le dice que no haga nada, que él le sacaría la ropa…María ya acostumbrada, no percibió ninguna cosa anormal en aquella petición…luego el Hombre agarra fuertemente a María y le besa el cuello, algo asombrada, ella se queda quieta pues siente un olor a alcohol que emana del hálito del varón; luego comienza a sacarle la blusa y luego la falda…de pie y sólo con su ropa interior María lo mira, pero él toma sus pechos y la empuja fuertemente sobre la cama abalanzándose sobre ella; agitado y con un semblante de esquizoide…comienza a exclamar: Así te quería ver, así te quería tener puta de mierda, quiero que sientas dolor, quiero que sientas a un hombre de verdad…terminando estas frases lanza un golpe a la cara de María, luego otro…no salía de su asombro y terror…y un poco aturdida, cuando grita pidiendo ayuda…
Rápidamente sus colegas llegan a su rescate, fuerzan la puerta de la habitación y observan al tipo sobre María dando golpe tras golpe, las mujeres se tiran contra el individuo decididas…luego viendo la superioridad de las damas, el cobarde huye…
María queda tendida sobre aquella cama, con su cara ensangrentada e hinchada…llorando de dolor e impotencia…sus amigas de oficio a su lado la consuelan…
Posteriormente se dirige al baño de servicio del lugar y lava su cara…se da cuenta que los golpes le han dejado un ojo amoratado y el labio inferior con un corte…
Ya avanzada la noche llega a su hogar…la nana duerme…camina con un leve cojeo hacia la habitación de su hijo, se acerca a la cama, se reclina un poco para acariciarlo y besar tiernamente su cabeza…luego se dirige al baño…adolorida…luego bajo la ducha se percata que tiene mas hematomas, en el brazo, hombro y su pierna izquierda…el agua cae sobre su cara camuflando las lágrimas de su congoja…
Con su pijama puesto…se acomoda al lado de su hijo…lo abraza y trata de dormir…argumentando a su conciencia que sólo fue un mal día…

FIN