Lo que voy a decir no es nuevo, pues ya lo dijo, a su manera, Bolaño, y ya lo dijo también Octavio Paz. Hay que reinventar el amor y si hay que hacerlo por millonésima vez, que se haga y con urgencia.
Pero antes, y esto lo digo yo, es indispensable que se reinventen los amantes y con ello las formas de amar y de comunicar el amor.
Es indispensable que los amantes se atrevan y se atrevan más.
Es indispensable que los amantes tenga como punto de partida lo posible y como meta lo imposible.
Es indispensable que los amantes comiencen a trabajar con sus propias recetas y no con frases hechas a la medida.
Es indispensable que hable el alma y no la cabeza, como dijo alguien por ahÃÂ*.
Y es indispensable que todo, después de todo, sea más que una mera sensación de placer y algo más que carne o dos cuerpos desnudos.

Es un poco incomodo, y hasta me rÃÂ*o solo porque no deberÃÂ*a decirlo, pues me he declarado sartreano y existencialista, pero ya estoy cansado de vivir amores contingentes y de vivir la alegrÃÂ*a efÃÂ*mera del amor sólo cuando he sido amado y por ende correspondido. Entonces, que la alegrÃÂ*a del amor vuelva a existir, pero que exista siempre y no sólo cuando uno se ha vuelto el mundo entero para el amado o cuando el mundo parece que se redujo tanto, que sólo alcanza para dos. Por eso concuerdo con Manuelita (no en todo eso sÃÂ*, lo que es bueno), pero concuerdo cuando dice que el amor, cuando es amor, debe estar exento de egoÃÂ*smo.